El pasado domingo 26 de marzo vivimos la jornada 27 de liga con un derbi pitiuso en Formentera. Dos equipos con necesidades bastante diferentes se enfrentaban en un campo muy complicado y en un horario muy diferente al que estamos acostumbrados.
Con estas circunstancias rodaba el balón en el Municipal de Formentera. A los pocos minutos se dejaron ver dos cosas que marcarían el encuentro: el aire y la actuación arbitral. El primero porque se dejaba notar y en la primera parte, teniéndolo en contra nos complicó bastante las jugadas, especialmente en largo. Mientras que lo segundo…. nos perjudicó notablemente. Tanto es así que, como decíamos, a los pocos minutos de comenzar el encuentro el trencilla sacaba la primera tarjeta amarilla por una acción que el propio linier reconocería al mister en la segunda parte, como bien contaba el entrenador Manu Calleja al finalizar el encuentro, que «era agresión clara pero el árbitro ha decidido sacar amarilla». Minuto 7 y vivíamos la primera de varias injusticias hacia nosotros que se verían a lo largo de los 90 minutos de partido.
Tras esa «agresión clara» saldada con amarilla para el Formentera, la primera parte fue avanzando con más empuje de los locales al comienzo y donde poco a poco el Cedé se fue asentando. Más allá de un paradón de Marcos Contreras y una ocasión de Joao Bravo a balón parado, el encuentro no iba destacando tanto por las ocasiones y sí por las tarjetas, ya que el árbitro llegó a sacar hasta 6 en la primera parte, y por la disputa entre ambos equipos.
Con la segunda mitad en juego vivimos la que sería otra de las injusticias del partido en contra del club rojillo. En un lance por alto, el colegiado percibe falta y muestra la segunda amarilla a Joao Bravo. Teniendo en cuenta que ya la primera tarjeta era más que dudosa, esta segunda no requiere comentarios.
A pesar de que el equipo arbitral se habían propuesto destruir el partido en contra del conjunto de Ibiza, los de Calleja siguieron empujando e incluso dando mejor versión que los locales estando en inferioridad.
Iker Hernández antes del cambio, Iker Murua a balón parado y Pol Ballesteros tuvieron la oportunidad de poner por delante a los rojillos, pero no pudo ser y nos marchamos al pitido final con un nuevo empate. Un reparto de puntos que, como dijo Manu Calleja en rueda de prensa, «nos vamos con sensación de injusticia tras la buena entrega de los jugadores a pesar de tener que competir contra 15».