La pasada jornada 28 hablábamos de lo injusto que fue el resultado ante el Manresa y de que el equipo no se había merecido ese 1-2 final.

Tras esto y tras una gran semana de trabajo, el Cedé se presentaba en el Olímpic de Terrassa para afrontar la jornada 29 con ganas de sumar una victoria tras demasiadas semanas sin conocer la victoria. Sin embargo y de manera absolutamente inexplicable, no pudo ser.

No tiene explicación porque el portero terrasista hizo un partido que no se le va a olvidar. No tiene explicación porque los goles rivales fueron tras situaciones de varios rebotes en el primer gol, y con un rebote tras una falta en el segundo. No tiene explicación porque, por ocasiones claras, por juego y por entrega, la entidad rojilla podría haberse ido en la primera parte al descanso con un resultado muy abultado, y en los minutos finales podría haber remontado. No tiene explicación porque tras un gol anulado, dos largueros, 6 ocasiones de mano a mano y más de una docena de tiros, acabar con un derrota era lo último que podía ocurrir.

¿Pero qué pasó durante el encuentro? Pues básicamente tras el pitido inicial y un arreón intenso de los locales durante varios minutos, el plantel dirigido por Marcos Contreras tuvo el balón y generó las ocasiones más claras desde la banda de Carles Llario, jugador del filial que salió de partida e hizo un auténtico partidazo. De hecho sobre el primer cuarto de hora el linier anuló un gol a Marc Mas tras asistencia de Llario porque, según su criterio, vio cómo el balón salía por línea de fondo al dar el pase a Marc.

Las bandas con Llario y Edu Adell y el juego interior de Pol Ballesteros más Pepe Bernal junto a Marc Mas y Juan Antonio en la delantera dieron varios sustos a los locales, que veían cómo en el minuto 30 Marc Mas nuevamente, colaba el balón en la red tras una jugada entre Pol Ballesteros y Julen López que rechazaba bajo palos la defensa local y Marc Mas no dudaba en fusilar tras el rechace. Este gol del delantero catalán sí subió al marcador.

Los primeros 45 minutos se acababan con más jugadas de profundidad del Cedé y alguna ocasión lejana del Terrassa.

Tras el descanso el partido volvía a reanudarse pero esta vez con un Terrassa mejor plantado sobre el verde. Más intensos y con más hambre, empezaron a generar ocasiones y a tener más el balón, lo que les dio las primeras ocasiones y el empate tras 20 minutos de juego de la segunda parte.
El Cedé reaccionó y tuvo hasta tres ocasiones clarísimas para volver a poner tierra de por medio, pero entre el portero, el palo y el defensa sobre la línea de gol, el balón finalmente no entró. Y tras esta sesión de ocasiones llegó el gol terrasista.
Una falta en la frontal que tras el disparo rebota en un jugador rojillo y el balón se cuela bajo palos sin que Isma Gil pueda hacer nada.

2-1 y a pesar de las múltiples ocasiones que volvió a vivir el conjunto ibicenco, como un larguero de Iker Hernández o un mano a mano de Omar de la Cruz ante el portero, el marcador no se volvió a mover y, como diría el mister tras el pitido final en rueda de prensa «No sé qué análisis hacer de este partido, no recuerdo haber vivido una situación similar de someter a un rival, ser superior y generar tantas ocasiones tan claras y que se prolongue tanto en el tiempo del partido».