El Club Deportivo Ibiza llegaba a la jornada 33, la penúltima del campeonato liguero, sin nada que disputarse tras consumarse el descenso la jornada anterior. Un hito negativo en la historia rojilla al ser el primer descenso. Pero esto no tenía que ser un motivo para bajar los brazos ya que la profesionalidad debía ser el eje fundamental. No fue así.

Durante los primeros 45 minutos la imagen del Cedé fue muy mejorable: poca intensidad, muchas pérdidas, falta de a la hora de disputar balones… por eso, con esa mezcla de situaciones el Alzira dominaría sin pisar demasiado el acelerador durante esa primera mitad, y además se adelantaría en dos ocasiones donde la falta de ganas rojillas se dejaron ver y dieron pie a sendos goles. Una primera parte para olvidar. Tal era la situación que Marcos Contreras tuvo que realizar un doble cambio a los 38 minutos de encuentro, uno de ellos justificado por una lesión pero el otro por una ausencia de rendimiento.

La vuelta del descanso no mejoró demasiado las ganas y a los 8 minutos de juego el Alzira asestaba un golpe mortal poniendo el 3-0 en el marcador y dejando al conjunto ibicenco en la depresión futbolística.

A pesar del varapalo, el banquillo se movió con todos los cambios posibles y la imagen mejoró un poco, aportando más intensidad y ganas, además de más posesión y generando ocasiones. El resultado no se movería y sería el definitivo cuando el colegiado daba los tres pitidos finales.

Tras el encuentro, el mister Marcos Contreras contaría en rueda de prensa que «hoy le hemos faltado al respeto al fútbol con el partido que hemos hecho, pero siento mucha vergüenza por lo que ha pasado en el campo, han arrastrado el escudo y la camiseta», una clara muestra de lo ocurrido durante el encuentro.